miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dejar de amar a alguien

Dejar de amar a alguien se parece
tanto a perder la fe.
La misma libertad vacía de hambre;
el mismo tiempo tiembla (tiembla y arde
en los mismos relojes aturdidos),
el de antes de amar, cuando había tiempo
para algo más que amar.
La estéril paz de antes de la guerra.
No hay nada más. El reino de la lluvia.
La hoguera de la antigua ansiedad rinde
un territorio negro
donde nievan estrellas apagadas.
Dejar de amar a alguien se parece
mucho a perder la fe.


 

  
Nota 27 septiembre: Esta tarde tendré el placer de presentar, junto a Luis Pérez Collados, la última novela de Santiago Gascón, Una familia normal, recientemente publicada en Xordica.  Será a las 20 h. en  el Salón de Actos del Edificio de Sindicatos, Plaza de la Catedral, en Teruel. Os esperamos.


24 comentarios:

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Una manera muy buena de expresar ese sentimiento de la nada......un beso.

Fernando Gonzalez Seral. fgseral dijo...

...que triste, y que bonita.
un beso Olga.

Durrell dijo...

Serenamente tiembla (tiembla y arde) y me deja en silencio.
No hay nada más. El reino de la lluvia.

Como perder la fe.
Sencillamente exacto, bello y terrible.

Ernesto Frattarola dijo...

Este poema tiene todo lo necesario: verdad y belleza. Nada menos. Enhorabuena.

Antonio Azuaga dijo...

Dentro de este destartalado y zafio mundo, a veces uno encuentra pequeños oasis de belleza. Son buenos lugares para detenerse y beber, para mirar el resto de desierto que aún nos queda por delante y seguir caminando con la fe que antes teníamos. Tu poema, Olga, pertenece a esos bellos y amables rincones. Gracias por situarlo en nuestros mapas.

Un beso.

Miguel Cobo dijo...

Es la palabra herida la que desangra la belleza. Es ascua y es rescoldo. Porque a pesar del reino de la lluvia, la palabra nunca es ceniza: es ave fénix, aunque vencida. Tal vez dejar de amar, perder la fe, sean empresas imposibles mientras viva el poema.
"Ya no la quiero, es cierto; pero tal vez la quiero".
Recordaré este poema en mis cumpleaños.
Salud, Olga.

Olga Bernad dijo...

Ay, Tere. Expresar la nada...¡no dices tú nada!
(pero gracias,compa:-)

Olga Bernad dijo...

Hay algunas cosas muy complicadas de convertir en belleza, Fernando. No pienso en ello, hago lo que puedo. Tampoco lo puedo evitar, así que, qué más da...
Un beso.

Olga Bernad dijo...

También tú me dejas muchas veces en silencio, Durrell. Quiero agradecerlo y no sé qué decir. Ojalá gracias sea suficiente.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Ernesto. Belleza y verdad. Beauty is truth, truth beauty. Siempre volvemos a los clásicos...

Olga Bernad dijo...

Querido Antonio. Qué alegría. No creo que este rincón sea lo que dices, pero yo estoy encantada de haberlo situado en tu mapa... y de que nunca te pierdas para siempre. Y de que el destartalado y zafio mundo no acabe de contaminarte nunca del todo.
Para el maestro, inmediatamente un bourbon. El desierto que quede se verá un poco mejor.
Un beso.

Dyhego dijo...

Olga:
Me parece muy interesante y lúcida la comparación entre la pérdida de la fe y el desamor. Cuando desaparecen ambos... se queda uno tal que tú lo dices.
¡Fíjate para lo que servís los poetas, para decir lo que yo no sé explicar!
Salu2 kalimeros.

Olga Bernad dijo...

Lo curioso es que siempre pensamos en el rescoldo, pero el poema mira una verdad, a veces es verdad: ya no se ama. Nuestro corazón se quema de mantener el fuego encendido y, de repente(o lentamente, qué más da)sabemos que se ha ido. Ya no hace daño... pero es tan hermoso amar a otro. Quiza echemos de menos poder sentir(lo), tengamos envidia de nosotros mismos. No lo sé.
Bien pensado, me gusta mucho más tu versión,-)
Recordaré tu cumpleaños, Miguel, felicidades.

Olga Bernad dijo...

Diego, me alegra que la poesía "sirva" para algo.-) porque no es sierva ni servil... y tampoco sé si es siempre útil.
Perder la fe, cualquier fe, y perder el amor es situarnos en un mundo distinto. Es un destierro interior.
Salu2, mesié.

Unknown dijo...

Sí, dejar de amar a alguien como perder la fe, es como vaciarse por dentro: Por eso la mirada nostálgica, la magua de lo perdido tantas veces anhelado. La pregunta que me surge sería: ¿Con qué llenamos ese vacío? De las respuestas que nos demos depende nuestra supervivencia. Salu2.

Máster en nubes dijo...

Qué verdad es esto, y cómo se parece... Muchas gracias,Olga, por este poema.

Olga Bernad dijo...

Hay vacíos que no se llenan más. Afortunadamente (o no), se puede sobrevivir sin casi nada. Yo no creo que sea la vida en sí lo que dependa de nuestros sentimientos, pero sí influyen en una determinada manera de vivir.
Salu2 y bienvenido por aquí, Miguel Ángel.

Olga Bernad dijo...

Quizá, Aurora, porque amar es tener fe. Y tener fe es amar. Y todo lo demás, literatura;-)

Gracias a ti, condesa, por acogerlo así.

Le poinçonneur dijo...

Estupenda crónica sobre el vacío, Bernad.

muases múltiples.

Olga Bernad dijo...

Gracias, cari. ¿Qué hacer con él? Crónicas y cosas así.

muchosmásmuases

Sergio Astorga dijo...

Olga, que decir, la única ventaja del desamor es el renacimiento.

Abrazos confiados.

Olga Bernad dijo...

Pues sí; a veces, si se ha llegado a un punto muerto, es la única manera de tener alguna oportunidad de renacer. Pero son tristes los finales...
Abrazos, Sergio.

Pepe López dijo...

Hola Olga, hacía años que no pasaba por aquí.

Tan completo el poema circular, que te dejo un hola y una sonrisa

Saludos

Olga Bernad dijo...

Hola, Pepe.¡cuanto tiempo, sí! por aquí seguimos, haciendo poemas de vez en cuando...
Me alegro de que te haya gustado.
Saludos.