sábado, 31 de agosto de 2013

¡Salto al cine!

Creo que las cosas más increíbles pasan sin que uno haya pensado en ellas.  Hace unos meses, Raúl Guíu, un joven director de cortos, me mandó un correo sorprendente: me contaba que había leído por internet una antigua entrada de este blog, mi poema “Los ojos de los muertos” (poema que luego formó parte del libro Nostalgia armada, publicado en Siltolá en 2011) y que le parecía perfecto para banda sonora del proyecto en el que estaba entonces trabajando.  Quedamos, me pasó el guión y me contó su idea. Ahora es más que una idea. Cuti Vericad ha puesto música y voz a esta especie de blues que acompaña a los títulos de crédito de una pequeña comedia negra. La producción es de José María Guíu y Francisco Javier Millán; la fotografía y edición, de Roberto Torrado; los protagonistas: la guapísima María Díez de Rada y Alfonso Palomares, de mis admirados de Oregón Televisión.

El miércoles pasado asistimos al pase privado en la productora y el próximo viernes 13 de septiembre se proyecta por primera vez en la Muestra de Delicias, para la que ha sido seleccionado.  La presentación oficial, el sábado 28 de septiembre en el Centro de Historia.  Os esperamos a todos y, de momento, aquí queda cartel promocional, canción y poema.



Esos ojos abiertos de los muertos
cuando nadie ha mirado su desvelo
ni su ausencia del sueño de los vivos;
cuando nadie ha hecho el gesto de entenderlos
cerrando sus inútiles ventanas
hacia un mundo perdido para siempre.

Aún atados por la fiel memoria
a la costumbre de mirar las cosas,
qué verdad suspendida de sus párpados,
qué terrible pureza ensimismada,
definitivo asombro de los ojos
inmóviles y ciertos de los muertos.

Y la vacía voz de su mirada
y la imposible luz que acaso intuyen
los nuevos ojos ciegos de los muertos.

Olga Bernad (Nostalgia armada, Ediciones de la Isla de Siltolá, 2011)

martes, 27 de agosto de 2013

En Cuadernos Hispanoamericanos

Vuelve a interrumpir mi descanso veraniego en el blog una noticia fresca: en el número 757/758 de julio/agosto de Cuadernos Hispanoamericanos, Eduardo Moga firma un artículo dedicado a la poesía española actual y a una docena de nombres (im)propios, entre los que tiene la generosidad de incluirme: Juan Carlos Mestre, María Ángeles Pérez López, Marta Agudo, Agustín Fernández Mayo, Mario Martín Gijón, Mariano Peyrou, Julieta Valero, Óscar Curieses, Juan Manuel Macías, Javier Pérez Wallias, Olga Bernad y Jordi Doce
Mil gracias por la atención.

viernes, 23 de agosto de 2013

Traducida al francés

Tres textos traducidos al francés por Caroline Lepage y Celine Rollero (Universidad de Poitiers y Universidad de Burdeos) Para Lectures d'ailleurs y Trababordo. En español, los textos están aquí: Fanaticos y radicales, Noches de abril y Enciérrame en el sótano. Las traducciones pueden leerse haciendo un clic: AQUÍMil gracias.

« Fanatiques et radicaux (Sic transit gloria mundi) »

Même si le temple et la liturgie sont beaux, le geste n'arme pas la doctrineAu contraireD'abord, il y eut le cœur, puis le souvenir, et enfin les formes. Quand tu les auras vidées de toute chaleur humaine, il ne te restera que l'attitude de l'inquisiteur et la bouche froide, lavant ta conscience dans la peur d'autrui si en as le pouvoir, maudissant le monde et ses modernités si tu n'es qu'un être ordinaire – bien que pour moi, tu aies toujours été d'autres choses encore : ces chevaliers, Saint Louis mourant perpétuellement dans un poème ; Chateaubriand à la fin, acculé par la vulgarité ; la mer de Bretagne ; les temps nouveaux. Il n'est pas étonnant que tu séduises tellement, car obscurément tu irradies (raison pour laquelle tu dévastes presque cycliquement consciences et paysages). Il est également aisé d'obtenir que le pouvoir te soutienne parfois avec ses mains de fer. Mais essayer de t'aimer est comme essayer de nourrir un chien dangereux. Tu finiras par mordre, parce que tel est ton destin. Nous le savions ; et c'est pour cela que nous fîmes chaque révolution sur des machines bien précises, celles qui nettoyaient les gorges de toute faute. J’aurais voulu partager avec toi la nuit et le moment. Cependant, je ne peux que te raconter comment le sang et l’espoir enivrent, donnant à chaque lame un éclat d'innocence. La nouvelle cruauté te surpassait. Le monde et le pouvoir te trahissaient. Ce sont des amants volages. Jamais ils ne seront nous.