martes, 29 de diciembre de 2015

Cisnes en La disección de la rosa, de Eduardo Moga



El año desgrana sus últimas alegrías. Eduardo Moga nos hace "La disección de la rosa" en la colección "Perspectivas" de la Editora Regional de Extremadura ("Así se titula mi nuevo libro de crítica literaria. En realidad, no es nuevo, sino una recopilación de los artículos y reseñas que he publicado en diferentes medios culturales —singularmente, Letras Libres, Cuadernos Hispanoamericanos, Turia y Quimera, entre otros— sobre las obras de autores españoles que he creído interesantes a lo largo de los últimos ocho años.") y tiene a bien incluir un texto precioso que escribió para mi último libro. "La tristeza iluminadora", lo tituló, [sobre Algunos cisnes negros, de Olga Bernad]. Crónicas de poesía desde sus "Corónicas de Ingalaterra". 

(Todo sobre la disección, en su blog:  http://eduardomoga.blogspot.com.es/2015/12/la-diseccion-de-la-rosa.html)

LA TRISTEZA ILUMINADORA

Olga Bernad, nacida cuando aún creíamos que debajo del asfalto estaba el mar, no ha sido una escritora temprana: su primer poemario, Caricias perplejas, data de 2009, y su primera novela, Andábata, de 2010. Con silenciosa tenacidad, ha evitado la publicación de insustancialidades juveniles –o de ñoñerías adolescentes, aún más perniciosas– y se ha dedicado a esclarecer la voz, a afinar las fibras de su corpus retórico, electrizadas por una sensibilidad incisiva, hasta unos extremos inusuales de versatilidad y precisión. Esa misma sensibilidad se ha manifestado desde 2008 en las entradas de su blog Caricias perplejas, donde recogía –y sigue recogiendo– aquellos asuntos en tránsito, aquellos acontecimientos cotidianos o sin desbastar, que no han sedimentado todavía en relato o poema. Pero la inmediatez de estas entradas es solo aparente: se publican en la bitácora con lentitud, y su tono es tan reposado como el de sus versos. Olga Bernad es una escritora paciente, a la que le gusta someter el bullicio de lo subjetivo a la ceremonia del alumbramiento. Así se observa en Algunos cisnes negros, esta antología de su blog, que puede definirse como un diario de los sentimientos; y es importante el complemento preposicional: no es un diario sentimental, sino de los sentimientos, esto es, un análisis de la interioridad, del cañamazo de emociones que contribuyen al ejercicio, más aún, a la construcción de la inteligencia, una pesquisa íntima que no condesciende a la efusión ni a la banalidad, sino que desanuda las hebras del placer y del dolor, de la incertidumbre y la alegría, y las sujeta al escrutinio del pensamiento, sin privarlas por ello de su envoltura de enigma, de su penumbra individual, refractaria siempre, en última instancia, a la elucidación. Algunos cisnes negros no es un diario voraz, proliferante, animado por la desaforada pretensión de transformar cada gesto en palabra, sino una crónica parsimoniosa, sutil, emanada de una inteligencia activa, aunque introvertida, en el que Olga Bernad solo consigna lo que juzga emocionalmente relevante. El amor, en primer lugar, como eje del estar humano en el mundo: un amor poliédrico, que se ramifica en las insinuaciones eróticas, acalladas por el decoro, pero subsistentes en una intimidad que arde como un fogón; o en el amor esférico, impermeable, que profesa a la familia y los hijos; o en la pasión por el lenguaje y la literatura, que en este libro brota a cada paso, incluso en aquellos textos que no están dedicados a la reflexión estética. Sin embargo, el amor no es un paisaje inmaculado ni una explosión de claridad, sino el territorio donde maniobran fantasmas y se abaten cataclismos. Hay, pues, otra dimensión de los sentimientos que Olga Bernad desmenuza con una lucidez turbulenta y desamparada: los propios miedos y zozobras, el pasmo ante la muerte de aquellos a quienes se ha amado, el desconcierto que nos procura nuestra ignorancia sin final. Confusión acaso sea la palabra que mejor describa esta vertiente oscura, este aposento del conflicto: confusión frente a un mundo incomprensible, condenado a la caída, y confusión frente a uno mismo, tan incomprensible como el mundo, y más caedizo todavía. Las entradas de Algunos cisnes negros son, así, breves balbuceos a la intemperie, o contra la intemperie: ruidos interiores que cifran un grito, gritos de auxilio que, tras describir una parábola sobrecogida, vuelven, intactos, a su emisor. En muchas entradas, observamos rasgos memorialísticos: el recuerdo hace presa en la prosa, y los textos de Olga Bernad cobran un carácter elegíaco: canta a sus amigos o familiares muertos, a los paisajes de la infancia, a los accidentes del pasado que han contribuido a configurar el presente; canta a las canciones escuchadas, a las películas vistas, a los cuadros e imágenes contemplados; canta incluso a lo solo imaginado, como en «Canciones de extraño amor». Nada de todo ello adolece del hieratismo del catálogo, ni languidece en superficialidad: cada evocación sirve a un propósito intelectivo; cada recuerdo se transforma en un acto verbal, que crece medusinamente y suscita nuevas cogitaciones, o se proyecta en otros espacios de la conciencia, aunque todos confluyan en el estuario claroscuro de la melancolía. Parece como si Olga Bernad se sintiera in media res, acuciada por una vida que se va, y agónicamente sabedora de sus límites; como si creyera que, extendiendo los brazos, puede tocar las paredes del nacimiento y la muerte desde su ser actual, y esa certeza ontológica –y táctil– la condujese a una comprensión vertiginosa de la propia fragilidad y a una lamentación próxima al desgarro, aunque siempre asordinada por una templanza estoica. Si en algún momento Olga Bernad advierte el peligro de una nostalgia –o de una sentimentalidad– que quiebre el pudor, o cometa la descortesía del exceso, su prosa da un giro irónico, o recurre al humor, aunque sea un humor un poco triste. Dos entradas, «Ingles brasileñas (Andábata XXV)» y «Dura lex, sed lex: My goodness», demuestran la vis comica de la autora, pero asimismo el sustrato crítico –contra la moda, contra la sumisión, contra el puritanismo– que se agazapa en la burla: nuevas facetas de su ductilidad expresiva y de su sensibilidad multitudinaria. Este eclecticismo sensible, precisamente, explica que Algunos cisnes negros sea un diario de los sentimientos, pero también una crónica del mundo. Sus entradas acogen descripciones de realidades duras, imperiosas, con frecuencia vinculadas a la tierra, que coadyuva, con su gravitación telúrica, a la decantación de los sentimientos: Los Monegros, el emplazamiento ibérico de Sedeisken, el laberinto urbano de Zaragoza y los vientos africanos que los barren a todos, y que transportan olores, tan decisivos para cincelar las sensaciones –esto es, para delimitar la experiencia– y para configurar el recuerdo. La literatura –y la reflexión sobre la literatura– constituyen otro de los grandes asideros, en ese mundo inabarcable e ininteligible, a los que se aferra la autora. Pero no se trata de una indagación teórica, sino íntimamente imbricada en el tejido emocional de quien la realiza. La intertextualidad –Quevedo, Garcilaso, Cernuda, García Márquez, Borges– le sirve a Olga Bernad para trazar nuevas conexiones con la realidad: letra y mundo establecen una comunicación biunívoca, que se expande en luminosos arabescos. Y la impregnación poética es visible en su estilo, pródigo en repeticiones, paralelismos y un amplio abanico de analogías. En dos entradas, «Porque quiero» y «Perfección sentimental», formula una poética, que es también un programa vital: «Quiero limpieza y luz (…). Y quiero perfección, palabras justas, el roce incontestable de la verdad y lo exacto», dice en el primero; y en el segundo: «Lo genial. Concebir y mostrar de una forma precisa su delicado equilibrio, su rara perfección sentimental». Su prosa –y también su poesía, aunque ahora no sea objeto de comentario– se ajustan con minuciosidad a estos propósitos. Algunos cisnes negros exhibe una dicción ceñida: a su propio ritmo y a las necesidades elocutivas de su autora; y también una textura nítida, en la que nada disuena, ni se oscurece: la confusión en la que nos confiesa vivir Olga Bernad no afecta a las palabras con las que nos lo confiesa. El libro está repleto de observaciones iluminadoras, a veces apuntes brevísimos, casi fogonazos –como cuando habla del «arriesgado calor de los amigos» o sostiene que «esperar es ya una forma de búsqueda» y que «uno nunca sabe, pero quiere»–, que obran la maravilla de revelarnos ideas o sensaciones que hemos experimentado, pero que nunca hemos sido capaces de formular, o ni siquiera de reconocer. Por eso transmite veracidad, como quería Hemingway: la veracidad se percibe, y en este libro se derrama. Algunos cisnes negros expone, con palabras tentativas y exactas a la vez, un abrumador sentimiento de indefensión, una inocencia concienzudamente perdida. Pero, entretejidos con él, encontramos sentimientos idempotentes de exaltación y regocijo, de fraternidad y esperanza. En esta unión tan humana, en esta soldadura de placer y tiniebla, reconocemos la verdadera naturaleza de este diario: un canto a la vida, al deseo de vivir, de recobrar lo vivido, o de entenderlo. En esa labor andamos todos. En Algunos cisnes negros, Olga Bernad la ejecuta con un brío delicado y una descarnadura singular.

EDUARDO MOGA

martes, 20 de octubre de 2015

27 de octubre en FNAC


Nota de 26 de octubre: Por indisposición momentánea del presentador y estrella de estos encuentros, Miguel Ángel Yusta, tenemos que suspender el evento de mañana en Fnac. Nos da mucha penita, pero el cartel les quedó tan chulo a Ángel Gracia y su equipo que tal vez podamos reciclarlo y darle vida nueva para la primavera, cuando hace la calor. Lo sentimos mucho.

domingo, 18 de octubre de 2015

Relecturas



Al empezar el otoño me encontré en CaoCultura con que mi "Nostalgia armada" aparecía entre estas "Diez (re)lecturas poéticas para despedir el verano" : José Antonio Muñoz Rojas, Blas de Otero, Pablo García Baena, Rosario Castellanos, Aquilino Duque, César Simón, Víctor Botas, Fernando Ortiz, Eloy Sánchez Rosillo y Olga Bernad.
Yo siempre siento agradecimiento por las lecturas, y no digamos por las relecturas. Un honor que me relean en semejante compañía. En cualquier estación-

Puede verse entero AQUÍ

http://caocultura.com/diez-relecturas-poeticas-para-despedir-el-verano/

domingo, 6 de septiembre de 2015

Encuentros con escritores y lectores en Zaragoza

Me llegan desde la Diputación de Zaragoza, a través de Bizén Fuster, algunos ejemplares del libro que recoge los encuentros con escritores y lectores en las pequeñas bibliotecas de varios ayuntamientos de Zaragoza durante 2014. La publicación está presente en las 186 bibliotecas municipales de la provincia y facilita que éstas y los clubs de lectura puedan conocer muchas obras y autores. Fue un placer participar en el ciclo de animación a la lectura y lo es ahora hojear esta edición. En primavera participaron Virginia Aguliera, Carlos Castán, José Luis Corral, Chusa Garcés, David Lozano, Ana Muñoz, Severino Pallaruelo, Beatriz Pitarch, Fernando Sanmartín y Luis Zueco. Yo participé en otoño junto a Ramón Acín, Brenda Ascoz, Luz Gabás, Víctor Juan, Use Lahoz, Santiago Morata, José Antonio Prades, Mario de los Santos y Félix Teira. En "conversaciones con el autor" estuvieron Javier Cercas, Almudena Grandes, Ignacio Martín de Pisón, Santiago Posteguillo, Rosa Regás, Javier Sierra, David Trueba y Enrique Vila- Matas. Un gran trabajo y un honor formar parte de él.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Hablemos de derrotas





Quería ser el sitio
hacia el que alguna vez voló tu pensamiento.
Perdóname si no supe mentir,
morder bien al final,
matar del todo. O al menos olvidar.
Prometí no quedarme
memoria ni testigos de mis debilidades.
Pero tú
merecías vivir y yo estoy viva,
ni olvido ni recuerdo son animales dóciles
y el mundo se me nubla si pienso que no estás.
Así que quédate,
hablemos de derrotas, aunque sabes
que yo sólo quisiera emborracharte
con la luz radical de las victorias,
su serena estridencia, su sonido
de tormenta y campanas.
Pero qué voy a hacerle. Amar es renunciar,
así que quédate.
Porque tú eres el sitio hacia el que a veces
vuela mi pensamiento.

jueves, 4 de junio de 2015

Toda la historia


Yo no llegué desnuda, traje sobre los hombros
un vestido de tiempo que moví entre su espacio
y que bailaba a veces con mi propia alegría,
alborotado y fiel como un día de boda
encontrado de nuevo entre los calendarios
de antes y de siempre.
Porque cada persona lleva toda la historia
y a la vez la ha olvidado,
y la memoria es
vestido y piel privada,
libro que fue y espera
y páginas en blanco para todos.

martes, 2 de junio de 2015

La tristeza de los apátridas

Los apátridas sueñan con exilios,
se inventan los recuerdos y los ritos,
beben solos.
No saben el color de su bandera
pero a veces,
cuando en el viento vuela un sujetador blanco,
recuerdan con la firmeza de un mástil
el antiguo dolor.
                               Y un hambre nueva.



lunes, 18 de mayo de 2015

En la biblioteca Félix Romeo del IES Francisco Grande Covián (y cumpleaños del blog)

Hoy, a las seis de la tarde, estaré el la biblioteca Félix Romeo del IES Francisco Grande Covián de Zaragoza, invitada por su grupo de lectura. Este año ya han pasado por allí Carmen Santos y Manuel Vilas, así que tendré que contarles algo interesante... 


Más sobre el grupo "Leer juntos" y su actividad este año: AQUÍ
(http://bibfgc.blogspot.com.es/2014/09/grupo-leer-juntos.html)

Me acabo de dar cuenta, además, de que hoy el blog cumple siete años.  A trancas y barrancas, pero los cumple.  Siete años por aquí.  Quién lo diría...

domingo, 15 de marzo de 2015

Compañero del arma, compañero.

Es verdad que la primavera se acerca. Lo noto en muchas cosas, las normales: los almendros, las yemas de los árboles, el olor del domingo, el sonido de los tambores de Semana Santa que ensayan a lo lejos, mi sangre alborotada. Pero hay algo que vuelve cada vez, me viene a la cabeza de pronto y sé que ya está hecho, que se acabó el invierno. Es ese momento en el que coges el coche un domingo cualquiera para ir a comprar el periódico, te enciendes un cigarro, bajas la ventanilla, subes la radio, ponen una rumba, te cruzas con la poli - que te sonríe- y tú, mientras le devuelves la sonrisa, sientes por dentro otra vez esas ganas locas de atracar gasolineras.

martes, 10 de marzo de 2015

Tu palabra hágase en mí


De próxima aparición en Editorial Lastura.
Autor del texto dramático: Miguel Ángel Mañas
Colaboraciones de: Olga BernadMarta Navarro, Telizia Sol (Letizia Solanas),Isabel Miguel, María Pérez Confussion (María Perez Collados), Carmen Ruth B G (Carmen Ruth Boillos). 
Diseño de edición y fotografías: Bert Tie Nan (Norberto Gutiérrez).
Modelo: Cristina Charro.

sábado, 7 de febrero de 2015

Una visita a la Escuela de Teatro de Zaragoza


(A María Perez Collados,
 que me invitó a visitar su clase,
 y a mi hermana Gema Bernad,
que fue alumna de la Escuela)

El jueves por la mañana fui a la Escuela de Teatro de Zaragoza para impartir un pequeño curso a los alumnos de primero. Ellos están trabajando ahora sobre algunos textos de Calderón y Lope de Vega y no hay excusa más perfecta para charlar del verso en el teatro.  “Acomode los versos con prudencia…”, decía Lope.  Hablamos de acento, ritmo y rima, cómputo silábico.  Hablamos de pausas y encabalgamientos, de cesuras, de octosílabos y endecasílabos, de silvas y romances, de versos sueltos, blancos, libres.  Hablamos de la grandeza del teatro de nuestro  siglo de Oro pero también de juglares y de todo lo que se ha perdido. ¿Cómo respiraría Safo en sus poemas? No lo sabemos, pero elegimos imaginar y dotar a nuestra imaginación de contenidos que nos ayuden a cercar esa verdad contundente y sutil que implica el acto de pronunciar y escuchar versos y que de alguna manera debe de tener algo en común desde la noche de los tiempos: la música, el misterio, la belleza.  Si Picasso dijo con respecto a la pintura que desde Altamira todo parecía decadencia, quizá un amigo mío tenía razón cuando apuntaba que todos somos imitadores de Safo, la de la luna de rosados dedos.
   
Yo intenté regalarles lo poquito que sé y ellos me regalaron su atención y su natural curiosidad. Me sentí bien allí, me da fuerza sentir la compañía de gente que tiene una pasión y, frente al derrotismo individual y social que nos circunda, lo que hace es apostar por el trabajo, la formación y la seriedad para alimentarla.  En la escuela de Teatro, además de ensayar obras,  estudian música, danza, canto, expresión corporal, literatura…  nada puede ser ajeno a un actor.  Las pasiones se alimentan desde el esfuerzo y la sonrisa y sin pedir garantías de recompensa, pues es la única manera realista de hacerlo y los soñadores irredentos necesitamos mantener los pies muy bien anclados al suelo.

Salí de allí con una inmensa sensación de agradecimiento y con el deseo de que tengan toda la suerte del mundo. 


viernes, 6 de febrero de 2015

No te caigas

Fotografía: Brooke Shaden

Decía Rafael Barret, con su elegancia inglesa un poco anarquistoide, que desprenderse de una realidad no es nada; lo heroico es desprenderse de un sueño. De hecho, jamás retornamos del todo de los sueños que tuvimos, si fueron de verdad (si es que un verdadero sueño puede ser mentira). Con el paso del tiempo quedan vacíos donde hubo castillos, y tus paseos por las nubes pueden convertirse en una travesía sobre campos minados. Si caes por una de esas ausencias, no irás al País de las Maravillas y al fondo no habrá nadie. Así que no te caigas.


domingo, 1 de febrero de 2015

¿Qué estás pensando?

Si me fui a facebook fue porque Zuckerberg siempre me preguntaba por lo que estaba pensando.  Al principio me gustó su interés pero ya sé que se lo pregunta a todas, así que yo siempre le respondo lo que me da la gana. Le cuento una cosa y a lo mejor estoy pensando en otra. Así de terribles son mis venganzas. Goethe decía que pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar. ¿Qué estás mirando? Ah, eso no voy a decírtelo. ¿A dónde van los ojos?, pues hacia allí se va el alma. Por eso en Internet nuestro historial es tan valioso, porque en él está lo que somos, lo que queremos ser, lo que nos mueve. ¿Qué eres tú? ¿Vas a decírmelo?



miércoles, 28 de enero de 2015

Por atrapar el mundo

Por atrapar tu mundo
aprendí muchos nombres.
En ellos se escondía mi amor y la ternura
que se abalanza a veces sobre mí.
Saboreé los nombres, los tocaba
-no basta con nombrar, la sed parece hambre-,
leía sobre ellos, les hacía peinados
como a muñecas rotas, los guardaba conmigo.
Aún los recuerdo hoy. Luego me hice
más mayor y más triste, más discreta.
Seguí pensando en ti tan en silencio
que a veces ni yo misma lo sabía. 


domingo, 25 de enero de 2015

Que no se pierda...


La crisis acaba golpeando incluso las campanas más duraderas para hacernos oír su sonido de alerta. Malos tiempos para la lírica. La Asociación Aragonesa de Escritores organizó ayer una edición especial del Ciclo Poesía para perdidos en estos momentos en los que el mítico local zaragozano, La campana de los Perdidos, está atravesando dificultades. No podía dejar de participar. Allí leí un poema por primera vez, antes de publicar mi primer libro.  Allí he escuchado a otros. En pocos sitios se cuida más la música, el sonido y el ambiente. Sería una tristeza más que todo esto se perdiera. 

La noche de ayer resultó perfecta. Por la compañía, por la causa, por volver a encontrarme con personas de las que los enredos de la vida cotidiana y mi pereza me separan más de lo que deberían. Y también por volver a leer algunos de mis poemas junto a los de otros en un lugar tan mágico. No tengo archivo sonoro de ayer, pero he recuperado otro grabado en la Campana hace un par de años. La voz en directo, las distorsiones, los nervios, las absurdas prisas... incluso los errores. Y sin embargo, a pesar de la curiosa exposición que supone leer tus propios poemas en público, a pesar de lo frío que resulta oírlo desde fuera y desde lejos... Wish you were here.